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  • Redacción

TORRE-FORTALEZA DO CASTRO DE MONTES


La antigua torre-fortaleza de Castro de Montes, en la parroquia forcaricense de San Miguel de Presqueiras, es uno de los símbolos de identidad más importantes de Terra de Montes. Hasta que fue destruida por los Irmandiños, fue la residencia de los jueces merinos y el centro administrativo de la comarca. De la vieja construcción quedan hoy en pie poco más que los cimientos, que permanecen ocultos bajo una espesa capa de maleza. La asociación Amigos da Terra de Montes en el año 2005, había propuesto desbrozar el entorno y convertirlo en una zona de esparcimiento de uso público, doce años después la maleza y el bosque sigue mandando en el entorno.

Capilla da Nosa Señora do Castro

La Torre-Fortaleza del Castro de Montes fue el símbolo de la soberanía que sobre la tierra de Montes tenían los Arzobispos de Santiago y también el fuerte desde el cual se afianzaba y defendía, tanto esto fue así que el que la poseyese ejercería el dominio sobre habitantes y bienes. La Torre de Montes y la de la Barreira en Tabeirós, tienen una historia paralela. El emplazamiento de ambas del todo parecido, se levantaron por el mismo tiempo, el plano de las dos era idéntico, idéntico el destino: Vivienda del Juez-Merino, servidores y soldados que habían de ayudarle en la conservación de la jurisdicción, cobrar impuestos, administrar justicia y hacerla cumplir. La torre-fortaleza del Castro de Montes, debe su nombre al hecho de ser levantada en un castro celta, utilizado luego por los romanos. Hallase en la feligresía de San Miguel de Presqueiras, en el actual término municipal de Forcarey, localidad denominada «O Castro», su situación geográfico-defensiva es realmente asombrosa ya que se trata de una pequeña península que circunda el río denominado de Presqueiras, afluente del Lérez al que se une en Cerdedo; a su paso por esta localidad castreña se llama «Río do Castro», formado por dos afluentes que aquí convergen, el Zoña que es el principal, nace en la capilla de San Benito-Pardesoa y el Lodenta que tiene su origen en Bioco-Zernadelo, parroquia de Santa Mariña de Presqueiras, ambos en el monte Seixo. El Cardenal Don Jerónimo del Hoyo, que visitó la fortaleza en 1607, por orden de Don Maximiliano de Austria, la describe así: «La fortaleza de Montes esta en la feligresía de San Miguel de Presqueiras, rodeada de un rio, con su barbacana. No tiene mas que las paredes y estas arruinadas por muchas partes» . En la actualidad no se conserva de esta célebre fortaleza más que un informe montón de piedras recubiertas de tierra, hiedras y maleza que apenas, sin una detenida limpieza y estudio, permiten conocer la estructura lineal de lo que ésta fue. No obstante puede observarse que se trata de una planta en forma de rectángulo más o menos regular, los lados mayores de unos veinticinco metros de largo y los menores de Este a Oeste sobre quince metros. En el interior de este gran patio, ángulo Suroeste, se levantaba la vivienda señorial de unos cincuenta y cinco metros de cabida. Debió constar de dos pisos, necesarios para alojamiento del servicio, cárcel y otras dependencias. El portón de entrada se franqueaba hacia el Noroeste, los ángulos estaban reforzados por torreones de unos dos metros de espesor, lo mismo los muros; en la actualidad todavía alguno de los muros y torreones, tienen más de dos o tres metros de altura, cubiertos de maleza. Según dicen las gentes del lugar y como era estilo en esta clase de fuertes, desde el patio interior partían caminos subterráneos que iban al río. Sin una excavación concienzuda no se puede determinar el número, ni proporción de los mismos. Creemos que los muros que se conservan en la actualidad pertenecen a la reconstrucción llevada a cabo en tiempo de los dos últimos Fonseca. Quizá entre sus escombros y restos se hallen piedras con inscripciones y escudos por los que pudiera conocer la época de su construcción primitiva o por lo la de los Fonseca. Levantase, como se dijo, sobre un castro o cerro erizado de peñascos y rodeado de altos montes por los lados Norte, Este y Oeste; siguiendo las ondulaciones del terreno construyeron tres líneas defensivas con sus respectivos torreones y barbacanas, luego las del castillo propiamente dicho, perfectamente amurallado, con sus patios, troneras, barbacanas, fosos, almenas, etc. De estos recintos todavía se conservan en relativo buen estado los muros y torreones exteriores. El castillo y torre señorial propiamente dicha, se levanta en lo más alto del terreno, sensiblemente al centro de la península. De ésta nada se conserva en la actualidad, de sus muros fueron los vecinos arrancando la piedra para casas y ciérres de fincas; por lo que hoy de la mencionada torre no queda más que un informe montón de escombros. Una reconstrucción conjetural y artística de la misma, la que hizo la Asociación Amigos da Terra de Montes, que a continuación aqui se presenta:

Hacia el Este se edificó la capilla, que se hallaba fuera del fuerte propiamente dicho, aunque sí dentro del recinto amurallado, la hoy ermita de Nuestra Señora do Castro, obra del si XVII de muy buena traza y amplitud de 17 metros de largo por 6 de ancho, fachada barroca, con hornacina e imagen de la Virgen, rematando típica espadaña. Es obra de los maestros Don Pedro de Aren, José Nieto y Domingo Antonio Sieiro, vecinos de Cerdedo. El cuerpo interior sin importancia, arco formero de medio punto y presbiterio abovedado en piedra, en la fachada tres troneras muy a ras de tierra desde las que se puede ver y oír al sacerdote de rodillas al mismo tiempo que se vigilaba la entrada del fuerte. El altarcito es plateresco, de factura y pintura popular. La imagen denominada «Ntra. Sra. do Castro» es de estilo gótico, policromada, mide unos 50 centímetros de alto, siglo XV. Su fiesta, se celebraba en 1745 el viernes y sábado después de la Natividad de la Virgen. Hoy es el día 8 de septiembre, siendo todavía una fiesta muy concurrida y única en toda la tierra de Montes en la que la imagen sale en carroza, tirada por los devotos. Unos mantos con los que cubren la imagen la afean muchísimo. Esta torre-fortaleza tenía bienes propios de gran cuantía. De ellos hace apeo en 1601 el Juez-Merino de la Jurisdicción Don Pedro de las Landeras, por orden del arzobispo San Clemente, que puede verse en el Archivo Arzobispal de Santiago al folio cinco y siguientes. No vamos a seguir las vicisitudes todas por las que pasó esta fortaleza, que creemos puso sus cimientos el Arzobispo Gelmírez, luego fue agrandándose y adaptándose a las necesidades defensivas y ofensivas que como cabeza de jurisdicción eran de necesidad. Por levantarse en lugar de fuerte tradición arqueológica, el vulgo atribuye su construcción a los «mouros» y «churruchaos», con este nombre o mote «de os churruchaos de Presqueiras» todavía son conocidos en la actualidad los vecinos de San Miguel y Santa Mariña. A esta célebre familia, de la que algunos miembros fueron Jueces-Merinos de Montes y por ello residieron en la fortaleza, atribuyen los vecinos toda obra que les resulta desconocida. El castillo como llave de toda la jurisdicción era sumamente apetecido, juntamente con el de la Barreira, por los más poderosos magnates gallegos, que unas veces por la fuerza y otras por cesión en préstamo, nunca en feudo, de los arzobispos de Santiago la poseyeron con gran codicia. De la restauración llevada a cabo por los dos Fonseca se conservó la fortaleza en relativo buen estado hasta los años 1582 ó 1583; por lo menos conservaba la techumbre, según dice el Cardenal J. del Hoyo: «En este distrito coge la fortaleza de Montes, que la cercan y dicen habrá como veinticinco o veintiséis años que se quemó con fuego, que se incendió en el monte o la parte del oriente y las centellas que llevó el viento prendieron el tejado de la dicha fortaleza» Derrocamiento de la fortaleza del Castro de Montes No se conoce la fecha exacta del levantamiento de los Hermandinos. López Ferreiro, fundado en la declaración de algunos testigos, dice ser en la primavera de 1467 y Don José Couselo Bouzas fundándose en el proceso Tabera-Fonseca promovido en 1526, según también declaraciones de testigos, opina que el hecho se inició en 1476; por ello en los años que median entre estas dos fechas, sucedió el popular y revolucionario evento. Ignoramos el nombre del Juez-Merino o Alcaide de la fortaleza de Montes por estos años, en indudable posesión de Don Alonso Fonseca II, quizá lo fuese el anterior nombrado, Gonzalo Pérez Baldia.

Escudo en Alfonsin (Presqueiras) posiblemente proviniente de la Torre.

Referente a su demolición por los Hermandinos sabemos que la acción partió del Centro Hermandino de Pontevedra, que para toda la provincia y otros puntos se formó en esta ciudad. Una vez organizada la Hermandad y nombrados los Diputados, Alcaldes, Cuadrilleros y demás cargos necesarios, empezaron su labor punitiva contra las guaridas desde las que se cometían: robos, rescates, presiones, «espeitamientos» de hombres y otros hechos y males que los ladrones y malhechores de las fortalezas hacían. Tampoco se sabe quien o quienes fueron los delegados o Alcaldes de Montes que formaron parte de la Hermandad y condujeron a esta a las puertas del Castro de Montes, ni claro está el nombre de los valientes que lucharon y cayeron para siempre en la toma y destrucción del mismo, dada su situación poco menos que invulnerable. «Después de derrocar la Hermandad, dice Couselo Bouzas, la fortaleza de Pontevedra, se dirigió a «Tanoiro» (Tenorio) y derrocó la fortaleza, que era de Perálvarez de Sotomayor; luego se desdobló y una parte marchó a derrocar la de Castro de Montes, de la Iglesia de Santiago; y la otra a Peña-Flor, de Bermúdez de Castro...». Continuando luego en esta labor hasta liquidar, según parece, todas las de la provincia. Las divisiones y luchas entre sí de los señores, había favorecido el impetuoso levantamiento campesino; pero éste, debido a su falta de programa positivo pronto decayó en fuerza y vitalidad, unido a esto, los señores al ver el peligro real que sobre ellos había caído, después de los primeros estupores y huídas, como era de esperar, se unieron entre sí, reagrupando fuerzas entre los elementos que les pudiesen ser fieles en la región para, en el momento oportuno, caer sobre el pueblo y volver a esclavizarlo de nuevo. Los primeros que se reagruparon fueron Don Alonso Fonseca y Don Pedro Alvarez de Sotomayor; por lo que a Pontevedra se refiere el fin era recuperar todo lo que les.. «tenian tomado los villanos revelados...» y claro está reedificar los castillos.

En 1469 el arzobispo, Don Luis de Pimentel y el Conde de Camiña unidos dieron la batalla a Don Pedro Osorio y más de 10.000 hermandinos en los alrededores de Santiago, venciendo los primeros, con lo que Don Alonso de Fonseca recuperó todas sus posesiones. Referente a la de Montes dice Couselo Bouzas: «Del Patriarca de Alejandría tenemos noticias que reedificó por lo menos varias, aunque no sabemos si exigió prestación personal para levantarlas; para algunas podemos asegurarlo. Suponemos que la de Jallas fue reedificada por los vecinos... Además de ésta sabemos que reedificó Lobera, Padrón, Caldas de Reyes, Rodeiro, Barreira, Montes y la de Mesía...» Estas reedificaciones llevadas por los... «vasallos del arzobispo sin pagarles por ello cosa alguna...» creemos debieron realizarse desde 1468 a 1475.

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