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Enrique Rajoy Leloup

  • Redacción
  • 25 abr 2017
  • 5 Min. de lectura

D. Enrique Rajoy Leloup, abuelo paterno del actual presidente del gobierno, Mariano Rajoy Brey, nació en Santiago de Compostela en 1882 y falleció en la misma ciudad en 1966. A diferencia de su nieto, Enrique Rajoy no tuvo jamás carné de partido. Ni aspiró a más cargo que el de concejal de Santiago por una lista independiente. Nacido en 1882, creció en un ambiente de clase media. Sus padres, Mariano Rajoy (natural de San Xusto (Transdomonte)) y Rosa Leloup, sacaron adelante a tres hijos tirando de un sueldo de guardia civil.

Enrique empezaría a trabajar como amanuense al tiempo que cursaba Derecho en Santiago. Se licenció en Derecho por la Universidad de Santiago en 1910. En 1933, Rajoy Leloup ya es una celebridad en Santiago: concejal, profesor de Derecho Civil en la Universidad y decano del Colegio de Abogados. Un conservador apreciado por liberales y galleguistas que acata la República y busca la autonomía dentro de un orden: la Constitución de diciembre del 31.

El jurista se implica hasta la médula en la aventura autonomista. Pero en el 33, con la llegada de la República de derechas, el Estatuto se congela. Dos años después, el triunfo del Frente Popular abre paso al plebiscito. Enrique Rajoy escribe vibrantes artículos de prensa. Pronuncia conferencias desde los micrófonos de Unión Radio para la comunidad gallega en América. Se exalta: «El debate no es entre derechas e izquierdas, sino entre gallegos y antigallegos». Por fin, el 16 de julio del 36, una delegación gallega llega a las Cortes con el texto de la autonomía. Martínez Barrio, presidente de la Cámara, brinda una fría acogida a Rajoy y sus compañeros. Tres semanas antes, el Estatuto había sido aprobado en Galicia por 993.351 votos a favor frente a 6.161 en contra.

Como secretario de la Comisión redactora del Proyecto del primer Estatuto de Autonomía de Galicia, durante la II República, el 19 de abril de 1932 había propuesto al Consistorio santiagués que tomara la iniciativa para conferir estatus legal a la implantación de la autonomía de Galicia, que se había demorado, pues en Cataluña y en Vascongadas ya se había iniciado. Comenzado el procedimiento, el Consistorio constituyó una comisión de organización, de la cual Rajoy fue su secretario. Dicha comisión convocó una asamblea preparadora para el 3 de julio de 1932, a la cual asistieron asociaciones, partidos políticos y personalidades políticas y culturales gallegas. Rajoy fue nombrado secretario de la Mesa definitiva. La asamblea acordó conceder a la Mesa un voto de confianza para nombrar a los diez miembros de una comisión que se encargaría de elaborar un proyecto de Estatuto de Autonomía. La proposición se aprobó por aclamación y en la misma se encontraba Rajoy. En el acto en que se constituyó la Comisión Redactora del Estatuto, 3 de julio de 1932, los miembros de la misma designaron a Rajoy para que fuese su secretario.

".... El abuelo Enrique Rajoy Leloup se comprometió y mucho en su acción política. Abogado de prestigio y fino jurista, catedrático de derecho en la Universidad de Santiago, republicano, conservador y galleguista. Fue secretario de la comisión redactora del primer Estatuto de Autonomía de Galicia. El 18 de julio de 1936 se encontraban en Madrid, como miembro de la delegación gallega que había acudido a presentar el proyecto de Estatuto gallego ante el presidente Manuel Azaña y defenderlo ante el Congreso de los Diputados. Regresó en Tren a Santiago el 25 de julio, día del Apóstol, a través de una Castilla donde sonaban los primeros tiros y se formaban los primeros pelotones de fusilamiento, mientras su familia abandonaba de manera precipitada su placido veraneo en Vilagarcía de Arousa. Enrique Rajoy pagó su compromiso galleguista perdiendo su cátedra. Fue expulsado del Colegio de Abogados. En 1952, la amnistía selectiva que el Franquismo aplicó al galleguismo conservador mientras perseguía sin descanso al nacionalismo, le permitió volver a colegiarse y recuperar su puesto de Decano, pero “ya no volvió a ser el mismo de antes”

(Mariano Rajoy Sobredo, hijo, Laopinioncoruna.es, 31/5/09)

Algunas de las frases del abuelo del actual presidente del PP, recogidas en la obra secuestrada de Baldomero Cores, quizá no resultan políticamente correctas en pleno debate estatutario: «El que quiera enfrentarse con Galicia, que venga a dar la cara»; «quien no tiene libertad para gobernar su propia casa y regir sus propios intereses, sea pueblo, sea persona humana, o es un esclavo o un incapaz que precisa tutela, como los menores, los idiotas o los locos. Siempre, un capitis disminuido». En resumen: en 1932, Rajoy (Enrique) quiso para Galicia una autonomía equiparable a la de la Cataluña de Maciá y Companys.

VÍCTIMA DEL OSTRACISMO

Los padres de la autonomía regresan cabizbajos el 17 de julio. En Zamora ya presagian el golpe militar. Cuando Rajoy Leloup llegó a su casa compostelana, en la céntrica Praza de O Toural, supo que tendría que mantenerse fuera de circulación. Mientras aguardaba recluido en su casa, amigos como los galleguistas Anxel Casal, alcalde de Santiago, o Alexandre Bóveda, secretario general del Partido Galeguista, eran pasados por las armas por los camisas azules. El abuelo de Rajoy reunió todo el material sobre el proceso estatutario, 11 cajas, y lo ocultó en la bodega. Una documentación que lo habría podido conducir al paredón. «Era muy minucioso», asegura su biógrafo. «Guardaba hasta los recortes de la prensa andaluza».

Pero ningún fascista fue a buscarlo de madrugada. Eso sí, lo inhabilitaron para el ejercicio de cargos públicos. Dejó de ser profesor de Universidad y decano de los abogados. Enrique Rajoy pudo salir adelante gracias a su bufete privado.

Ya septuagenario, en 1952, Rajoy Leloup es autorizado por Franco a regresar al decanato. Le votan todos los colegiados menos dos: él mismo y su hijo Enrique. Hasta su muerte, en 1966, se mantuvo al frente.

Cores recuerda a un hombre atildado, amable y conversador. Rechoncho, cuidadoso con su bigote, amante de la música. Su legado de 11 cajas está en la actualidad en el Instituto de Estudios Gallegos Padre Sarmiento. «Enrique, su hijo, quiso entregármelas en los años 70», recuerda Cores. «Sólo acepté una carpeta: las 47 enmiendas presentadas al anteproyecto del Estatuto. Un tesoro que publiqué en 1990. Mariano Rajoy asistió a la presentación con toda su familia». Cores dice que jamás escuchó a Rajoy Leloup quejarse del ostracismo que sufrió durante años. Y Cores tampoco se queja ahora del libro que duerme aún en los sótanos de un edificio oficial.

EL RECONOCIMIENTO

Han tenido que pasar 40 años desde su muerte para que aparezca una biografía sobre él. Un trabajo de casi 400 páginas del letrado Baldomero Cores que la Diputación de Pontevedra edita en formato de lujo. El libro, con fecha de 2005, lleva ocho meses almacenado y sin distribuir, y la prensa nacionalista (A Nosa Terra, semanario afecto al BNG) dio la voz de alarma. ¿Han tratado de amordazar al viejo autonomista para que no contradiga desde el pasado las tesis de su nieto? La Diputación sale al paso: «Son demoras normales en el servicio de publicaciones. La presentación ya estaba prevista para octubre del 2005. El único problema fue acomodarla a la agenda de Mariano Rajoy», por fin en septiembre del 2006 fue publicada.

Este fillo da Terra de Montes, (fillo de dun veciño de Transdomente (Soutelo de Montes) con familia en Cerdedo e Soutelo de Montes, non ten ningún recoñecemento por parte do Concello de Forcarei, nin de hoxe nin de antes...

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